viernes, 16 de diciembre de 2011

La vida sigue, por algo dicen que es un camino. Y como en todo camino, tenemos todo tipo de compañeros: esos que te lo hacen más ameno, otros más cansino, algunos te dan la mano cuando tropiezas con alguna piedra, o curan tus heridas (pues los pies duelen de tanto andar). Los hay que te enseñan cosas, como a apreciar las pequeñas cosas, o a saber más de cualquier cosa: un monumento, una vieja historia, un mito, una leyenda… Otros aprenden de ti, te piden consejo, te necesitan para que ahora les des tú la mano. Pero los más importantes son aquellos que aunque el camino se tuerza, se haga cuesta arriba, llueva, nieve, venga un temporal, van a estar ahí para cogerte de la mano y recordarte que están contigo en este viaje. Son los que encuentran por ti la fuerza que te hace falta para seguir, para encontrar esa reserva de oxígeno que te permite continuar; y sabes que son ellos los que marcan contigo las huellas que recordarás para siempre, que no sólo se quedarán en una anécdota, que los necesitas para recordarte que son imprescindibles. A veces miras atrás, y recuerdas a todos esos compañeros que te acompañaron en algún momento, y también te recuerdas a ti mismo mirar adelante, dónde te esperan ellos, con una sonrisa, y un: “Vamos, aún queda por vivir.”




M.

viernes, 4 de noviembre de 2011

A Matilde Abadín e Iago Valín

…Porque estas liñas foron prometidas nun caluroso día de máxico verán, onde todo se xuntou en sinfonías e sorrisos (de reencontro e alegría)

***

Compositor de sonatas e soños,
permíteme que as túas notas inunden os confíns da miña alma,
mestúraas co percutir senlleiro das pingas de auga,
sobre as teclas de marfil e mailos teus dediños de lá.

Metafísica das faíscas ardentes.
bailadela ditosa en noite de lúa chea,
Cos pés nus e inocentes.
O río lambe vagaroso os fiúnchos da beira.

 As notas idiófonas bísbanche verbas bonitas,
suspiros lenes, claros, tranquilos… durmiñentos…
que me transportan por pradarías de carballos e bidueiros,
ilustrados en papiro coa cor carmesí.
                                        


Sons de tren que emanan nostalxia son comparables ao axitar dun pano lembrando unha estación lonxana. Felices reencontros que tildan a vida dunha cor verán e rompen a monotonía en cadoiros bategantes. Traqueteo de raíl, cal contrapunto de preludio a día memorable. Perfecto.
A xornada, [por predición asegurada antimeteoroloxía] é idónea para captar as instantáneas máis inesperadas, adobiadas con tons de salitre e brisa da Mariña. Intento 1, 2, 3… 1, 2, 3… resultando: un álbum arquivado fortemente na mureira do pensamento, nos últimos e máis inexplorables retrincos do maxín.
Deixamos no solo a pegada analéptica, só as árbores, a terra e o tempo son testemuñas. Ai, e o mar... ese mar que nos mostrou os confíns do Universo.
Risas, recordos, supostos, amenceres e pensares. Cóctel de inquedanza e explosión de pensamento. Non son necesarios máis nomesquesemellancalificativos. É suficiente o sentimento desa xornada tan única, que, sen que sirva de precedente, agardo repetir.
Á fin, a despedida, que NON é un adeus, senón un clásico ata logo. Despedida nun incorpóreo tempo de serán, por un reloxo que se quedou esqueceu de tocar… (quedou prendado dun fume que non volveu)  e paranoia de descarrilamento. Que non cunda o pánico. Xa pasou todo. Xa podemos volver a lembrar e deleitarnos.

 Pola ciclotimia do que vivimos e o que nos queda por vivir. Polos versos prometidos.


Con agarimo, a Matilde Abadín e Iago Valín. Gracias por esa marabillosa xornada.


L.


domingo, 24 de julio de 2011

Ingravidez

…en estado de ingravidez.

Ingravidez, ditosa verba.

Ao tempo que ulo o neumático,
cal solimán enrabechado contra o cerume gris,
tezo en efluvios unha cinta de dedaleiras.
Excitación cardíaca e amago de sorriso.

Verea, verea torta…
Creo que xa non volverei a ficar perdida polos camiños.
Xa vexo a saída, a luz branca convídame a correr impetuosa.
A forza dos nosos corazóns é inexplicable.


***

Metafísica das faíscas ardentes.
bailadela ditosa en noite de lúa chea,
Cos pés nus e inocentes.
O río lambe vagaroso os fiúnchos da beira.


Agora só lembro sumirme nesa esfera, e lanzar ao ar o meu pano, o meu pano branco…

Despois do transo,
Os corazóns latexan compasados.
A porta aberta déixame ulir as rosas recén cortadas.
Sorrío, debrúzome no peitoril da fiestra e

… lanzo.ao.ar unha rosa vermella, a que ficaba atada cunha fita no escritorio. Por favor, lévame canda ti, paseniño, camiñando sobre o devalar do verso…
                       
L.



jueves, 14 de julio de 2011

Chechenia.

Yo no olvido nunca ese sonido. Lo primero que oyes es click, es tu pie, ha activado una mina anti-persona, cuando lo oyes, se acabó. Pero tu cabeza se vuelve loca ¿Sabes?, tú piensas... tal vez si doy un salto, tal vez si encuentro una roca que pese lo mismo que yo. Pero no, no se puede hacer nada, tú oyes click, y a volar.

B.

viernes, 20 de mayo de 2011

Cien lenguajes.

Son ellos los que marcan el ritmo de nuestro andar.




 http://www.youtube.com/watch?v=BFNi0TcVKTY

Aunque a veces cueste, sé que el camino tiene una meta que vale la pena.

El cien si existe.


M.

jueves, 5 de mayo de 2011

Anorexia.

Una 40. Una 38. Una 36. Una 34. Tenía que adelgazar más, aún estaba gorda. Se miró al espejo odiándose y despreciándose como cada día. ¿Por qué las demás eran hermosas y ella estaba condenada a la gordura? Se sentía débil y sin fuerzas, pero ella sabía por qué. Por el sobrepeso. Tenía que adelgazar más. Ninguna ropa le quedaba bien, su cabello se caían, sin fuerza...
Encima, su madre llorando todo el día encima suyo. ¿Pero qué le pasaba? ¿Acaso deseaba una niña gorda? ¿No quería alardear de una hija delgada y triunfadora?
Qué estaba enferma, decían. Ellos no tienen ni idea. Lo que pasa es que no deseaban su felicidad. Para ella la vida empezaba ahora, sólo un esfuerzo más; sólo necesitaba entrar en aquella talla 32. Entonces, sólo entonces, todos la querrían.

No importa si se es guapo, delgado, feo. Si se tienen muchas o pocas cosas.
Lo que realmente importa es ser buena persona... Algún día, el mundo se dará cuenta de ésto.

B.

lunes, 2 de mayo de 2011

Soño.

Camiño por esta senda, xa marcada por ti, na escuridade mitigada por catro ou cinco farolas. Síntome libre, anónima, singular... simplemente porque o silencio é o meu único compañeiro. Estou soa, si, pero mellor ca nunca. Os meus pés marcan o ritmo, non eu, acompasados cos latidos do meu corazón... Os meus ollos ábrense, como buscando un tesouro escondido, un misterio remoto, un segredo. Non escoito nada, e, sen embargo, iso non me produce medo... non sinto pánico ó non escoitar máis que a nada (se é que existe a nada)... Saboreo este momento, intento gardalo para min, a paz non se consigue moitas veces neste caos constante... Os meus dedos debuxan garabatos mal feitos ao longo das farolas... son suaves, frías... predecibles; pero sen embargo recréome nesta actividade, coma se se me fora o alento niso. Séntome. Unha brisa de aire, fría, aloumiña o meu pelo mentres as primeiras raiolas do sol fan o imposible por aparecer. Sorrío, son feliz. Apoio os meus pés no chan, primeiro o dereito, logo o esquerdo, fago un pequeno esforzo por levantarme. Volvo sorrir. Alónxome despacio...




...aquí comeza o primeiro destes dous días ós que chaman vida.


M.

miércoles, 27 de abril de 2011

Libros de la adolescencia.

15.00 Regreso a casa. En la puerta del ascensor hay un cartel que dice: NO FUNCIONA. Se refiere sin duda al ascensor. Decido subir a pie.

15.02 Al pasar frente a la puerta del piso de mi vecina me detengo. En el interior suenan voces. Desmonto el timbre, me introduzco el cable eléctrico en las orejas y escucho. ¡Es ella! Al parecer, su hijo se muestra remiso a ingerir un plato de verdura. Ella la insta a comer diciéndole que si no come no crecerá ni será fuerte como Supermán; por si estos argumentos no bastan, añade que si no se traga toda la coliflor en menos de cinco minutos le partirá los dientes con el taburete de la cocina. Me avergüenzo de escuchar de este modo la intimidad de su hogar, dejo los cables colgando de la caja y continúo subiendo las escaleras.

15.15 Me como los diez kilogramos de churros que he comprado. Me gustan tanto que, acabado el último, me como también el papel aceitado que los envolvía.

16.00 Tendido en la cama y con la vista clavada en el techo, del que cuelgan varias arañas grandes como melones, pienso en mi vecina. Por más que me devano los sesos (que no tengo), no doy con la forma idónea de abordarla. Llamar a su puerta e invitarla a cenar no me parece prudente ni oportuno. Tal vez la invitación debería ir precedida de un obsequio. En ningún caso debo enviarle dinero, pero, si a pesar decidiera enviárselo, mejor en billetes de banco que en monedas. Las joyas presuponen una relación más formal. Un perfume es un regalo delicado, pero muy personal; se corre el riesgo de no acertar el gusto de la persona a la que se desea obsequiar. Laxantes, emulsivos, apósitos, vermicidas, antirreumáticos y demás productos farmacéuticos, excluidos. Es muy probable que le gusten las flores y los animales domésticos. Podría enviarle una rosa y dos docenas de dobermans.

Sin noticias de Gurb 

B.

domingo, 24 de abril de 2011

Delirio

Ía sentindo a leve brisa na face. A música resoaba nos meus tímpanos a modo de eco imperfecto. Flotaba nun mar de sensacións en estado de ingravidez. Ingrávida. Bonita verba.
De socato, o sol racha o veo de nubes baixo a miña testa. Tenta rachalo todo e voltalo fíos. E logo que non queden nin fíos, só esencia inmaterial, inexistente.
As nubes resístense e pensan vencer amplamente na batalla. Pobres, a mentalidade infantil de dominio e poder só queda relegado a ámbitos entre ignorantes. A fin de contas, eran parvas ignonrantes.
Imaxinei o símil, vino nidio e claro.
A música acadaba o clímax tentando resoar forte nos altofalantes. Quere sentirse libre, quere ser sol, e non notar a presión dunhas burdas nubes. E conseguirao. Xa non coñece a palabra presión e ultimato. Xa non a volverá a incluir no seu dicionario. Pensa que as verbas se inventaron para escribir cousas bonitas.
O motor roxe forte, sabe perfectamente a onde me dirixo. Encántame a complicidade perspicaz. Grazas.
A emisora personifica anuncios estrafalarios, e logo aquela canción… lémbroo ben, grande muller…
Oh, money, baby, money…
A miña alma séntese libre, posúe unha felicidade incompresible.
O resto xa é conto, historia, ou chámeselle como desexe. Só lembro sumirme nesa esfera e lanzar ao ar o meu pano, o meu pano branco…

L.

jueves, 21 de abril de 2011

Metafísica

Porque as pantasmas na noite brúan sen sono, atorméntanme ata o punto de prender o candil e escribir as intrincadas verbas que me bategan nas sens unha e outra vez. A modo de oración sagrada, tento reproducir fielmente un dos sonos que xamais desexaría experimentar... sentindo como as miñas veas lapeaban dor e emitían faíscas... Sei que nada voltará a ser coma antes, simplemente estaremos a vivir nunha ilusión óptica o resto da nosa existencia, con ou sen querelo.

Séntese o tictac do reloxo(...)
Ao fondo escóitanse sons sempiternos...
Sons cravados en pentagramas de papiro.

Estrelas candentes alumean o ceo negro,
un ceo de noite fría e de neve.
E a través das ventás dos ollos,
distínguense formas silueteadas,


...marcadas cun lapis cor carmesí.

Velaquí o non - ser, o todo, o infindo no que agora me atopo sumida, do cal non logro atopar a saída...


- E no cal me temo que ficaremos para sempre, señor Carrick.

L.

sábado, 16 de abril de 2011

Nunca deixes de buscar o teu tesouro.

Se o analizamos ben, a nosa vida, ó fin e ó cabo, é coma unha búsqueda do tesouro. Ese xogo que, case seguro, nos acompañou a todos nós na nosa infancia. Un xogo que se converte nunha rutina no noso día a día ao ir pasando os anos. Pois, ao longo do tempo, a nosa existencia resúmese na búsqueda da felicidade. Ese ben tan prezado por nenos e maiores, ricos e pobres, famosos e non tan famosos... o ben que consigue facernos realmente millonarios.
Aínda que, ben é certo, cada día vemos máis lonxano o momento no que consigamos sentirnos voar coma unha nube... Mais, por máis difícil que nos pareza, nada (e moito menos iso) é imposible de conseguir.
Por iso, a nosa vida, convértese nesa búsqueda continua, nese misterio permanente... Cando case non levantamos un metro do chan, buscamos con eses olliños esperanzados á nosa nai á saída do colexio, pois é ela quen nos dá esa seguridade co seu sorriso, tarde tras tarde, de que todo irá ben... Logo buscamos encaixar nun grupo de amigos, ter unha mellor amiga, a utopía do amor eterno... buscamos, buscamos e buscamos... E todo para conseguir tocar, polo menos nun efémero instante, a felicidade coa punta dos nosos dedos. Nunca deixemos de ser felices, de permitir que nos rouben un sorriso...



 ...aínda que sexa neses momentos efémeros.


M.



martes, 5 de abril de 2011

Observa, descubre, sinte.

- Pechaches os ollos? Ben forte?
- Si.
- Conseguiches andar máis dun paso dende que os tes pechados?
- Si.
- Que sintes? Sintes medo? Medo a que, de súpeto, algo se interpoña no teu camiño, que alguén te esté observando sen darte de conta? Medo de que desapareza o chan que antes crías eterno? Medo a que a escuridade que agora te envolve non se disipe xamais ou a que me alonxe do teu lado e non teñas xa ningunha man, ó teu carón, á que aferrarte se tropezas?
- Supoño que a todo, pero sobre todo, a que deixe de existir o MEU mundo, e perderme para sempre.
- E porque tería que desaparecer?
- E porque debería seguir existindo?
- Compróbao, séntate.
- Para que? E se non hai nada onde sentarme? E se caio e me lastimo?
- Aprenderás como é realmente a vida, ese eterno sufrimento, esa incansable incertidume que nos espera á volta de cada esquina.
- Xa estou sentado.
- Que sintes?
- Medo... pero sobre todo curiosidade. Curiosidade por saber onde estou, que estás facendo, que me espera, que hai ó meu arredor.... e impotencia porque non podo descubrilo.
- Non podes descubrilo porque non queres... que teñas os ollos pechados non quere dicir que rematara o mundo para ti. Se cadra é polo que cada día te guías, é normal, pero se te parases un minuto a observar, só un minuto... Que? Sintes algo?
- Non.
- Ten paciencia...
(...)
- Xa empezo a sentir... sinto o cantar dun paxaro, o berro dun neno ó lonxe, a brisa que move ás árbores... e que golpea a miña cara, suavemente, como agarimándome... Sinto olor a margaritas, e tamén a comida, supoño que virá dalgunha casa cercana... Sinto un sabor doce... Outro berro dun neno e varios coches moi lonxe... é incrible!
- O incrible é que, ata hoxe, non foras capaz de apreciar todo iso, que te encerraras en ti mesmo e te guiaras por aquilo que, simplemente, podías observar.
O mundo non é un simple conxunto de imaxes, é algo tan complexo que, por máis que todos creamos coñecelo, ninguén foi nin será capaz de facelo nunca. Vivimos nunha grande ignorancia que nós cremos sabiduría.
A vida ten tantos misterios agochados en cada rincón, que só fai falta darnos a oportunidade de deixar de correr sen rumbo, sen destino... sentarnos un momento e observar, pero non observar mirando... non, pechar os ollos, respirar, e deixar que os misterios saian do seu escondite eles sós... que deixen de escapar, que se acerquen a nós pouco a pouco... que nos sorprendan sen máis...
- E se eses misterios nunca aparecen, se nunca atopamos iso que nos axude cada día a continuar, a vivir, a sentir algo máis que non veña xa da man da pura rutina...?
- Para esperar só fai falta sobrevivir...



...só respira, non fai falta nada máis para iso.


M.

domingo, 3 de abril de 2011

Diario de un inmigrante.

Hacía frío. Tenía miedo…

Salí de mi país con mi pequeña familia, mi padre, mi madre y mi hermanita en busca de una oportunidad. Mi sueño siempre había sido poder estudiar y  trasladarnos a Europa sería una gran ventaja para conseguirlo. Hasta ahora lo más que he conseguido es ser como una mercancía, peor tratado que un animal que no le importa a nadie.
Mi familia y yo pasamos muchas penurias para conseguir el dinero para el viaje, teníamos un pequeño puesto en el bazar, vendíamos chilabas, objetos de cristal típicos de aquellas tierras, recuerdos para los turistas que de vez en cuando dejaban alguna pero mísera propina. En mi país, Túnez no se consigue dinero tan fácilmente como en Europa, la gente intenta sobrevivir día a día, y el tener una tienducha a penas da para comer, pero aún así, íbamos saliendo adelante, y ahorrando un poco. El conseguir dinero, exigió el esfuerzo de toda la familia durante mucho tiempo.  Mi madre y mi hermana mayor tuvieron que ejercer oficios de mala reputación, tuvieron que vender sus cuerpos a desconocidos para poder conseguir más dinero y así salir antes de aquella tierra que tan poco nos aportaba, todo por un futuro mejor.  Fue un gran sacrificio. ¿Y para qué? Para un “billete” en un cayuco.
Sí,  como suena, un simple, e inestable cayuco, que a la mínima podría volcar y dejarnos a todos como un recuerdo sumergido en el mar, y que nadie sabría que alguna vez existió. A pesar de la suma de dinero que habíamos acumulado, no bastó para algo mejor, no, y así, mientras Ellos disfrutaban en sus lujosas mansiones, nosotros nos estuvimos jugamos la vida tratando de llegar al otro lado de un mar que, en el mejor de los casos, nos provocaría una pulmonía; o simplemente seríamos devueltos a nuestro país, pero por suerte no fue así. 

No sé exactamente cuantos días pasaron mientras estábamos metidos en aquella embarcación tan mala, empecé a perder la cuenta justo cuando por falta de comida y de agua, mi cabeza se desconectó automáticamente de mi cuerpo, reflejando en mi subconsciente imágenes borrosas, oscuras, llenas de recuerdos amargos. No sé cuanto estuve así, lo único que recuerdo es que cuando me desperté estaba en un hospital, con mi madre y mi padre al lado, pero sin mi hermana; que por lo que mi madre me contó había muerto en el intento, si es que era demasiado frágil como para sobrevivir, la persona que mejor me entendía se había ido para siempre, ¿de qué valía estar allí, o haber trabajado tanto para perder a alguien de tu propia sangre? No valía de nada, absolutamente de nada…

El tiempo pasó, y mi padre encontró un trabajo digno, bueno medianamente, porque al ser un inmigrante sin papeles, no había mucho donde escoger. Mi madre se quedó embarazada, y yo… pues empecé a estudiar como pude en un colegio público. Las cosas me iban muy mal, no sabía a penas hablar el idioma de donde habitaba, España; y la otras familias me miraban extrañados al ver a alguien como yo en este país, era como un bicho raro en una sociedad llena de gente que por ser de otra raza distinta a la suya te mira por encima del hombro. 

Poco a poco, fui aprendiendo a defenderme solo en el que ahora iba a ser mi país, aunque sólo fuera de acogida; y fue entonces cuando puse en práctica este diario que ahora espero que alguien esté leyendo. Con respecto a lo que había venido a hacer aquí, estudiar, lo conseguí, tardé un poco más de la cuenta pero después de todo el esfuerzo terminé la E.S.O. En mi estancia en aquel instituto, conocí a una mujer bellísima, era morena, tenía la piel del mismo color que yo, los ojos verde esmeralda, el pelo negro azabache, y una sonrisa que embaucaba a todo aquel que recibiera una sonrisa suya. Era como un caballo pura sangre, era perfecta. Después de hablar con ella un par de veces me di cuenta de que era la mujer de mi vida, y que sería la madre perfecta para mis hijos, así fue. Hubo demasiadas complicaciones en nuestra relación, ella era de raza gitana, y yo musulmana, se separó de su familia, y mis padres la acogieron como si fuera su hija, por fin algo había empezado a tener sentido, o al menos eso creía...

Cuando todo parecía que me iba bien, que había formado una maravillosa familia y que tenía la mitad de lo que quería, sucedió algo que por poco me hunde para siempre, mis padres, que habían dado todo por mi, fallecieron de imprevisto en un accidente de tráfico. De todas las personas que me importaban, tres ya se las había llevado el destino, y aún así salí adelante.

Después de todo no había llegado a España para dejarme vencer, había ido en busca de una nueva oportunidad, y lo había conseguido con esfuerzo, aunque no fuera por completo. empecé a escribir este diario cuando apenas tenía la mayoría de edad, de eso hace ya quince años, y miles de cosas me han pasado a lo largo de este tiempo. Sucesos que no son más que buenas y malas cosas, lo que a cualquiera le puede ocurrir en esta vida. Ya que ésta no es más que un camino con diversas salidas, y que si te toca la medianamente buena, no te debes quejar, porque eso es mejor que nada.

Si escribí esto, es para que otra gente que esté en mi situación, se dé cuenta de que no sólo ellos pasaron por algo así. Estas líneas espero que sean un aliento esperanzador.
Cuando llegué a España, tenía apenas quince años, y pasé de ser un inocente niño a ser un hombre de repente, fue muy duro, pero al final valió la pena. Conseguí mucho más de lo que tenía, tuvo un precio, pero lo logré: un futuro mejor. Eso era lo que mi padres habían deseado desde mi nacimiento, y me siento orgulloso de ello. Aunque he de decir que lo pasé muy mal, es cierto...

Hacía frío. Tenía miedo.

B.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Lembranzas... (Ruta Quetzal BBVA 2008)

...Desexo o que non suceda o inesperado, pero a barreira do pensamento psicótico sobrepasa límites propostos pola química dos sentimentos. Intento relaxarme, porque quizais tan só sexa iso, unha relación ilusoria que o meu creativo cerebro imaxina...

***
 29/06/2008
Ya es 29 de junio y parece que la Ruta todavía ha comenzado ayer; pero los días pasan y el tiempo transcurre aparentemente lento. Haciendo un balance primario de estas jornadas que ya llevamos, parece que pasan por el colador del tiempo a la velocidad de la luz.
En este día de hoy, el cielo está teñido de un azul intenso. Semeja contento y feliz. Las temidas e incesantes lluvias no asoman su cara entre las blancas nubes y el sol radiante que marca nuestros pasos… la verdad… casi me atrevo a decir por qué la jornada está tan jubilosa.

Hoy, Ruta Quetzal BBVA, junto con Radio Nacional de España confluyen en un punto álgido que es la entrega de juguetes de la campaña “Un juguete, una ilusión” tal como se comenta en la crónica anterior.

Cuando el acto de entrega hubo terminado, los expedicionarios organizamos un partido de baloncesto conjunto con los niños del lugar, mientras que el resto pudo observar cómo las niñas cuidaban afanosamente sus lindas muñecas y los niños realizaban carreras con sus camiones. ¡Cuánta alegría junta!

Al acabar, los jóvenes de Ruta Quetzal nos dirigimos a comer.

En el transcurso de la pequeña caminata que iba desde el colegio al campamento, pude conocer el testimonio de Yaris, una niña de catorce años que nos relató cómo transcurría su vida diaria. Era desolador el oír las duras palabras que salían de su boca, aún así, la sonrisa no se desdibujaba de su cara. Para mí eso me resulta paradójico, antitético; y de algún modo, admiro a todas esas personas porque nunca están tristes, al menos, aparentemente, y siempre pueden regalarte una sonrisa.

Al terminar el almuerzo, nos propusieron dos alternativas: poder ver la final de la Eurocopa, en la que se disputaba el título entre España y Alemania, o tomar un refrescante baño en la playa. La expedición se distribuyó equitativamente entre ambas opciones. Por mi parte, escogí el baño marino en una playa caribeña de ensueño. La verdad es que cuando el sol acecha incesante en el cielo y el aire fluye transformándose en un calor irrespirable, el agua refrescante es uno de los regalos más preciados para un rutero o rutera.

Al final, un baño en un río cercano sirvió para eliminar todas las sales que se habían depositado en nuestro cuerpo y para tomar unas cuantas fotografías, ya que en el cielo se podía divisar unos rayuelos de luz que semejaban un amago de puesta de sol. Todo tenía aspecto de paisaje de postal. Se podría decir que eran unas vistas preciosas, no fácil de describir con palabras.
Ya en el ocaso del día, cuando la noche comenzó a extender su manto negro, se efectuó el primer ensayo del coro, en el que miles de voces de chicos y chicas entonaban sus melodiosas notas al compás de las olas del mar que podíamos oír perfectamente.

Lo recuerdo bien: “siyahamba cucanieni cuencos…” Esta fue la primera canción que entonaron las voces que componen el Coro de la Ruta de este año. Se trata de una canción zulú que ya es todo un clásico en el ámbito rutero y con la cual pudimos recibir las felicitaciones de Javier Lázaro, el profesor que dirige las actividades musicales de la Ruta. Su rostro de felicidad no era comparable a casi nada en aquel momento.

Al final del día tomamos la cena por cortesía de Niko’s en la playa, al lado de una gran hoguera, que semejaba furiosa. Sus grandes llamas casi querían quemar las estrellas y, en ese momento, una morriña interior me recorrió por completo, porque ese hecho hizo que, de algún modo, aflorase en mi cabeza recuerdos de mi tierra, Galicia, de la cual son muy representativas.

Cuando ese momento hubo pasado, las “labaradas e faiscas” que es como se denominan las llamas en mi lengua madre, hicieron que todo recuperara su calidez para afrontar de nuevo con ilusión las vivencias de la Ruta.

Por último, nos dirigimos a nuestras hamacas para disfrutar de un “sueño verdaderamente reparador”.

Nota final. Me gustaría hacer una pequeña reflexión para decir que, en mi opinión, debemos disfrutar cada segundo, tal como nos ha advertido ya Jesús Luna. Estas experiencias, posiblemente, no tendremos oportunidad de vivirlas de nuevo. Cada emoción, cada palabra, cada momento debemos sentirlo y saber apreciarlo, con el fin de que quede siempre patente en los lugares más recónditos de nuestra memoria. Ya lo decían los escritores renacentistas: ¡Carpe diem! Efectivamente la Ruta es disfrutar el momento y empaparse de cultura. En conclusión: comparte, ríe, vive la Ruta.

RUTA QUETZAL BBVA 2008. La selva del río de los cocodrilos. Panamá - Río Chagres. 

***

Porque o esquecemento nunca arrebatará do subconsciente aquel estío que cambiou a miña vida para sempre...
L.

martes, 29 de marzo de 2011

Nostalxia.

Aquí, deitada, desfrutando da suave brisa que se combina cuns cantos raios de sol … Recórdame agora mesmo á miña terra … ós meus inicios … onde eu pertenzo. Un simple xesto no medio desta terra á que xa pertenzo un pouco, recordoume que as miñas raíces aínda están fortes... que unha parte de min sempre quedará alí. Ela, tomando mate, como representando unha pequena parte desa cultura que fai anos deixei. Agora, pertenzo dalgunha maneira a dúas terras, vellas amigas, e alégrome diso...

Hoxe, non estou inspirada, simplemente quixen plasmar estas verbas mentres desfruto do olor a herba que tanto me fascina, da melodía que compoñen coordinados os paxaros... e da calor do sol, que invita ás cores a formar unha paisaxe sen igual... encántanme os días de sol...

“... retalos dun pasado que ás veces boto de menos.”

M.

domingo, 27 de marzo de 2011

Llueve sobre mojado.

Caminaba cabizbaja. No atendía ni a coches, ni escaparates ni a nadie. La lluvia caía a plomo sobre su rostro cansado. Sus ojos marrones se tornaron en un color grisáceo acorde con el día. Su pelo castaño se fue apagando con las horas. Sus carnosos labios estaban cortados de tanto gritarle al cielo que le devolviese lo que era suyo, y su vestido rojo, hecho girones, empezó a tomar un tono más agranatado. Solo estaba ella. Ella y su mundo roto en mil pedazos.
Su corazón pertenecía a aquel que violó su alma, a aquel que prometió cuidarla y que le decía te quiero en las madrugadas. Ni siquiera era capaz de pensar, su mundo se quedó vacío. Vacío porque se había marchado la luz, la ilusión; se había marchado aquel que la llenaba de vida.
Solo deseaba, no emitía ni un sonido. Se intentaba esconder de la cruda realidad del mundo, aunque ya era tarde, se había roto, no supo cuidar de ella misma.

Hoy la han visto. La han visto reírse a carcajadas mientras la lluvia golpeaba su rostro. Tenía los brazos extendidos dándole paso al amor. Su pelo, todavía seco, había vuelto a cobrar aquel brillo, y sus ojos hablaban por sí solos. Sus labios volvían a vestir aquel rojo que dejaba atónito a cualquiera que pudiera observar su perfecta sonrisa.
Se reía porque ya no tenía miedo a la soledad, porque aquello que había roto su mundo en mil pedazos le ayudó a levantarse con más fuerza. Ahora lo sabía.

Y asi, cogió su cuaderno. Entró en su cafetería favorita. Miró, escuchó, calló... Y se sentó a escribir como otro día más. Como el día anterior y como el próximo.

B.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Eles.



Nenos tan fráxiles e á vez tan valentes. Nenos. Eses investigadores incansables, detectives dos recunchos do mundo. Pequenos seres que nos fan sentir os máis afortunados. Eles converten en maxia todo o que pode parecer que está a punto de derrubarse, crean un sorriso expresamente adicado a ti, sacado da nada... porque eles aínda SABEN facelo. Nenos que conservan ese brillo nos ollos que lles permite VER tódalas marabillas do mundo, esas que nós a medida que medramos, deixamos de percibir. Nenos. Coa súa imaxinación poden voar, soñar... de súpeto converterse nunha gaivota, libre, ondeando, facendo co aire unha carreira... Dun momento para outro, ser un superheroe, deses que salvan o mundo unicamente coa súa capa e a visión de raios X. Poden ser unha princesa encerrada nunha torre esperando polo seu príncipe azul... ou simplemente poder ser unha mamá ou un papá, porque devecen por ser maiores. Para eles o único obxectivo é aprender a ser maiores, cando nós o único que queremos é volver ser nenos... volver a xogar cunha bola de plastilina a que somos os mellores cociñeiros do mundo... a fabricar as nosas propias xoias... Cando imos medrando esquecemos que as cousas, de cando en vez, poden ser doadas. Nenos que, coas súas pequenas e débiles mans, poden crear un mundo só para xogar durante un rato... un mundo que despois quedará esquecido, apartado nun recuncho dos seus cuartos, porque xa estarán creando outro.
Neles destaca esa curiosidade que os incita a buscar as razóns de todo, cos seus infinitos e incansables POR QUEs, cos seus insólitos xogos... querendo aprender a cada segundo máis e máis. Necesitan saber, para despois poder admirar o seu arredor coa máis sentida incredulidade.
Pequenos seres que, cun choro, cun mínimo son, fan que tódolos teus sentidos se pousen nel, como conferíndolle tódolos seus desexos... ( téñeno permitido, son os donos do noso futuro).
Son eles os que manteñen os pilares desta a nosa sociedade. Son os que nos fan ver que aínda queda algo polo que loitar, polo que vivir, que soñar non é un mito, que podemos sorrir simplemente ó cantar unha canción ou ó andar descalzos pola area. Eles, simplemente, son os futuros escritores da nosa historia.

“Non podo estar máis segura de que a dirección tomada foi a correcta.”

M.

lunes, 21 de marzo de 2011

Como dos amantes que saben que cuando llegue el amanecer se tendrán que separar comenzaron a devorarse dulcemente.
Su lugar de siempre tenía otro perfume, e incluso en un día tan sombrío, marcado por la constante lluvia como lo era aquel, la luz que entraba por una rendija de la ventana brillaba con demasiada fuerza.
Poco a poco, la temperatura de aquel pequeño y modesto cuarto comenzó a subir; sus livianas bocas jugaban entre ellas mientras que sus corazones galopaban a un ritmo desbocado.
Lenta y desesperadamente sus manos le desabrochaban, uno a uno, los botones de la camisa; y él, curioso niño, entretenido en un broche rebelde, aguardaba impaciente a ver la lencería de aquella tarde de otoño. Roja, como el carmín ya borrado horas atrás por los infinitos besos.
Después, él se sentó a su lado en la cama y la empezó a besar desprendiéndose de la última pieza de ropa, la cual dejaría ver, al fin, su tibia piel. Ya en la cama, ella empezó a jugar traviesamente con su cuello y él poco a poco bajaba su mano más allá del ombligo dejándose llevar…
Minutos después, impregnados con un solo olor que recordaba al Mediterráneo mezclado con salvaje frescura y con toda la ropa desperdigada por el suelo, el silencio reinó el ambiente. Solamente se podía escuchar, de vez en cuando, alguna que otra respiración acelerada.
Poco a poco comenzaron a perderse el uno en el otro como si fueran uno. El constante movimiento de aquellas olas desenfrenadas causaba en el barco de madera de color crema algún que otro ruido.
Ya no existía nada más, eran sólo ellos, dos náufragos perdidos en un furioso oleaje que terminaría en apacibles aguas…
Horas más tarde, la alcoba se encontraba cargada de humedad al igual que sus jadeantes y joviales cuerpos. La noche y la luna habían aparecido con todo su esplendor. Más cómplices que al principio y mirándose a los ojos se refugiaron en su mundo. Una cosa estaba clara: era miércoles y sabía que no podría aguantar hasta el martes que viene sin tocarlo.
Así que como si de una revoltosa niña se tratase, comenzó a hacerle cosquillas durante unos segundos dejando que se recuperarse después. Sonrisa inocente. Así la recordaría, feliz.
Y de esta manera, mirándolo intensamente a los ojos, le dijo casi susurrando:
- Te quiero y lo haré siempre.

B.

sábado, 19 de marzo de 2011

Opacos grises van poboando a mureira do horizonte... sons que perturban o tempo mentres o ar, paralizado racha o veo dun solpor santiagués.
As nosas faces deléitanse cos raios dun sol que xa torna atrapado, ao tempo que os cipreses, silandeiros, revelan o misterio da tranquilidade.
Sons de novo. Música. Porque sempre somos capaces de imaxinar unha melodía no subconsciente... con moito, moito verde. Olla como a extensión siluetea a figura da Berenguela.
Arredor, almas errantes queren que lles deamos a man, para pasear xuntos nun deambulatorio de sombras. Só falta a paisaxe de neve, neve que reflicta e refracte luces de sonata.
E agora... viruxe, que ondee os cabelos cun redoble de paixón alambicada. Aínda diría máis, alambicada e estrafalaria.
E volven os sorrisos. Intres incribles que non se esquecen. Porque nós queremos trazar o noso vieiro de lá con tinta moura cravada para sempre.
Por todo o que se ve sufragado en tardes de sol coma esta. Porque a beleza máis grande atópase naquel minúsculo gran de area, iluminado por ese sol... ese sol alambicado.
Triiiiiiiiiiiin...
Santiago de Compostela, Parque de San Domingos de Bonaval.
24/02/2011

L.

jueves, 17 de marzo de 2011



Fascíname como unha raiola de sol, un bufido de vento e a risa dun neno conspiran entre si para crear un efémero momento perfecto. Semella, neste mesmo instante, a personificación, a escena dunha película americana. Agora, o parque polo que paso día tras día para ir á clase convértese no escenario no que a vida decidiu representar unha das súas escenas.
Amigos, e non tan amigos, comparten confidencias, segredos, temores, noticias inesperadas da tarde dun xoves calquera; ela mírao despreocupada, atenta a aquelas palabras que a el tanto lle custa soltar... mostrando interese (un interese que quizais nin sequera ten), simplemente por facelo sentir ben.
Namorados, que xuntos comezan un novo minuto xuntos... porque non queren deixar pasar a oportunidade de agarimarse un pouco máis.
Nenos, xogando, soñando, sendo ELES, sen ser totalmente conscientes de que o mundo que se dispón ós seus pés está cheo de incertidumes, de misterios que non poden ser revelados...
Ela, obsesionada por perder eses quilos de máis, corre, se cadra non tan veloz, pero si persistente... mentres os seus ollos se perden en milleiros de pensamentos.
El, que sentado no banco, cos ollos húmidos e as mans suadas, libera toda esa tristeza que oprime o seu peito coa súa “salvación” na man, en forma de nicotina.
O verde anégao todo, escoito, case ó lonxe, o rumor da auga. O sol agóchase, empeza facer frío e parece que acabo de chegar... Algúns marchan... non quedamos moitos... pronto a escena chegará ó seu remate e o decorado quedará só, expectante... esperando ás novas escenas que se representarán mañá aquí. Mentres tanto, o vento, a auga, xunto coas estrelas e algún que outro minúsculo ser vivo fumigarán as horas creando o seu propio insólito xogo.
Gustoume formar parte, aínda que fora de actriz secundaria, desta pequena representación.

Antes, estar soa asustábame... hoxe, fíxome sentir libre.



M.



miércoles, 9 de marzo de 2011

Comezamos

Ás veces, os diferentes vieiros do camiño rematan por converxer, por atoparse e seguir de novo todos xuntos… E sabes? Isto non é precisamente un fin, senón un punto de partida…
***
Nós, estas tres rapazas que compartimos un gusto especial polas letras, (e dito sexa de paso, un odio inconfesable aos que asasinan a ortografía) imos plasmar verbas, historias, fotos e lembranzas; contar as nosas andainas neste novo mundo chamado Universidade, plasmar pequenas composicións poéticas que xurdan dos momentos máis inesperados ou quen sabe, reflexións da vida que mesmo podería chegar a cambiar o mundo.
Así que que a nosa inspiración – chámese a gusto do consumidor – serva para que este blogue feito con cariño e ilusión, nado no seo dunha conversa de habitación (de tres), chegue a todos os recunchiños, aos máis intrincados do maxín.
Para vós, de nós, con agarimo.
LMB