jueves, 5 de mayo de 2011

Anorexia.

Una 40. Una 38. Una 36. Una 34. Tenía que adelgazar más, aún estaba gorda. Se miró al espejo odiándose y despreciándose como cada día. ¿Por qué las demás eran hermosas y ella estaba condenada a la gordura? Se sentía débil y sin fuerzas, pero ella sabía por qué. Por el sobrepeso. Tenía que adelgazar más. Ninguna ropa le quedaba bien, su cabello se caían, sin fuerza...
Encima, su madre llorando todo el día encima suyo. ¿Pero qué le pasaba? ¿Acaso deseaba una niña gorda? ¿No quería alardear de una hija delgada y triunfadora?
Qué estaba enferma, decían. Ellos no tienen ni idea. Lo que pasa es que no deseaban su felicidad. Para ella la vida empezaba ahora, sólo un esfuerzo más; sólo necesitaba entrar en aquella talla 32. Entonces, sólo entonces, todos la querrían.

No importa si se es guapo, delgado, feo. Si se tienen muchas o pocas cosas.
Lo que realmente importa es ser buena persona... Algún día, el mundo se dará cuenta de ésto.

B.

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